miércoles, 12 de diciembre de 2007

Dirección


Mientras estoy aquí, pasando hoja por hoja horas de concentración, solo puedo pensar en una cosa.
¿Sabes decirme cual es?

Seguramente no. Pero no porque no sepas la respuesta sino porque no te atreves a decirla.
Eres un cobarde y yo una estúpida por querer a alguien como tú.

Porque te quiero. Inexplicablemente te quiero. Para mi no tiene sentido, escapa de mi lógica, pero pienso en ti constantemente, cada pequeñisima cosa hace que me acuerde de ti y corro cuando me dirijo a un sitio donde se que te econtraré. Donde podré hablar contigo.

Pero tú esquivas mis miradas y me impides avanzar, me evitas, a pesar de que sabes que tú también me quieres. Tal vez por eso huyes, porque me correspondes y no lo quieres hacer, tal y como yo no quiero amarte.

Hagamos un pacto, secreto, aquí y ahora, solo entre nosotros dos. A pesar de saber lo que sentimos, a pesar de saber que nos queremos y que difícilmente cambiará eso, no hagamos nada.
Quedémonos así, tal y como estamos, y recemos para que el destino nos aleje con el paso del tiempo.

No quiero sentir lo que siento. No quieres sentir lo que sientes.
Así que miremos hacía otro lado hasta el día en que olvidemos todo esto, esta sensación, ya que estaremos acostumbrados ya a su dolor.

Pero nunca un dolor tan grande como el que hubieramos sentido al reconocer esto.

Eres un cobarde y por eso tal vez me gustes. Porque yo también lo soy.

Y aquí espero, que llegue un hombre que no seas tú para que me cubra los ojos y me lleve lejos.
Lejos de ti y de tus recuerdos.

No hay comentarios: